“No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para
conseguirla” (Eleanor Roosevelt).
…y en ello estamos miles de mujeres en el mundo.

Este día internacional tiene su origen en la década de los 80, gracias a la conformación de un grupo de mujeres pacifistas de Europa y Estados Unidos cuyo objetivo era la lucha contra la carrera armamentística y el uso de armas nucleares.
Previamente, en el año 1915, se organizó el I Congreso Mundial de La Haya, donde se dio a la mujer la oportunidad de poder participar activamente para alcanzar importantes avances en todo lo concerniente a la paz y a otros muchos aspectos, en pos de una sociedad más justa, digna y libre de enfrentamientos bélicos y guerras injustas.
Y fue en el año 1982, en el Campamento pacifista de mujeres en Greenham Common, junto con otros grupos de mujeres pacifistas de Europa, donde se establece el 24 de mayo como el Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme, a fin de conmemorar las luchas que muchas ya habían comenzado desde la Primera Guerra Mundial y así trabajar a favor de una Cultura de Paz. Este campamento, junto a la base militar americana RAF en Greenham Common (Inglaterra), permaneció activo hasta el año 2000 pese a la intemperie y a las agresiones de la policía.
El movimiento de las mujeres contra la guerra y a favor de la paz surge estrechamente vinculado a la defensa de otros derechos como el sufragio y ha evolucionado a la par de las luchas feministas desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Las organizaciones de mujeres que trabajan por la paz han abrazado múltiples causas: el fin de los conflictos armados y la búsqueda de salidas negociadas a la violencia, el antimilitarismo, la abolición de las armas nucleares, la defensa del medio ambiente, la denuncia de la violencia sexual como arma de guerra, la denuncia de las desigualdades económicas, la discriminación y las injusticias sociales, entre otras muchas. La paz positiva, la paz cargada de múltiples significados y no la mera ausencia de violencia directa, unida a un cuestionamiento del patriarcado que la legitima, es el horizonte por el que trabajan.
En el momento en el que se habla de conflictos armados, vemos cómo mujeres de todo el mundo lideran movimientos por la paz que están cambiando de diferentes maneras sus sociedades. Desafortunadamente, encontramos a miles de mujeres invisibles que han luchado y trabajado incansablemente; por ejemplo, es importante recordar nombres como Rigoberta Menchú, Rosa Parks, Wangari Maathai, Berta Cáceres o Malala Yousafzai. Son algunos de una larga lista de mujeres y colectivos que, a lo largo de la historia, han combatido por una sociedad más justa y pacífica para todas y todos.
El objetivo de señalar este día en el calendario no es solo celebrar el liderazgo y la participación de las mujeres en los procesos de paz y la erradicación de la violencia, sino también recordar al mundo la violencia que sufren estas en los conflictos y postconflictos armados. La presencia de las mujeres en los ejércitos es muy minoritaria y , en cambio, tal como se recoge en la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el 90% de las víctimas de las guerras son civiles, la mayoría mujeres, niños y niñas que, a menudo, pasan a ser víctimas de abusos vinculados a la explotación sexual. A lo largo de la historia, hasta nuestros días, el cuerpo de las mujeres ha sido empleado como arma de guerra para humillar al adversario, violándolas, mutilándolas y permitiendo a los soldados que sean utilizadas como esclavas sexuales.
A día de hoy, a pesar de la insistencia de muchos grupos de mujeres antimilitaristas en dejar de enfrentar los conflictos con violencia, invasión, autoridad, exclusión o eliminación, tanto en la casa, como en la política o la economía, seguimos viendo un mundo que continúa armándose e incrementando los gastos militares a escala mundial.
Un ejemplo claro lo tenemos en los enfrentamientos bélicos actuales, que parecen no tener fin. En estos momentos existen 56 conflictos activos en el mundo, la mayor cantidad desde la II Guerra Mundial, y cada vez tienen un componente internacional mayor, con 92 países involucrados en guerras fuera de sus fronteras. En todos ellos podemos comprobar cómo las mujeres no sólo pierden a sus familias, sino que están expuestas a muchos más peligros tanto allí como en los países donde pueden encontrar refugio y, aun así, están dispuestas a luchar e intervenir para y por la defensa de la paz que nunca llega.
El rol de la mujer a través de la historia ha sido de gran importancia para lograr cambios y progresos importantes en la sociedad. Gracias a su contribución en los distintos ámbitos de la vida se han podido alcanzar grandes avances no sólo en el campo tecnológico y científico, sino en muchas áreas del acontecer diario.
Las mujeres que somos transmisoras de vida nunca nos hemos quedado impasibles ante la barbarie de la guerra que solo causa abuso, destrucción, sufrimiento y muerte. Seguiremos empuñando las armas del diálogo, la esperanza, la comprensión y el amor a favor del desarme y la paz. Ojalá consigamos entre todas y todos que esta efeméride se recuerde como un logro, se visibilice y se le dé la importancia que se merece a todas aquellas mujeres que lucharon pacíficamente, en muchos casos perdiendo su vida, por conseguir LA PAZ.
Andalucía, 24 de mayo de 2025
