“Para la mayor parte de la Historia, Anónimo era una mujer”
Virginia Wolf
La Biblioteca Nacional de España, en colaboración con la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y con la Asociación Clásicas y Modernas, celebran cada año, desde 2016, el Día de las Escritoras.
Se trata de reivindicar la labor y el legado literario de las mujeres, tantas veces relegadas a un segundo plano a lo largo de la historia. La primera edición se llevó a cabo en 2016, y desde entonces, la fecha elegida es siempre el lunes más cercano al 15 de octubre, aniversario del fallecimiento de Teresa de Jesús. Este año se celebra el lunes 14.
Durante muchos siglos, la mujer, no podía dedicarse a disciplinas culturales, entre ellas la escritura. Fueron muchas las que escribieron bajo pseudónimo. Aquí tenemos un ejemplo de algunas escritoras españolas que sabemos que así lo hicieron ( y las que no sabemos):
– Cecilia Böhl de Faber e Larrea (1796-1877)
Con el fin de hacerse un hueco en un mundo de hombres, firmaba sus obras bajo el seudónimo Fernán Caballero. Estamos hablando de la España del siglo XIX , una España en la que debía ser muy complicado ser mujer y tener aspiraciones más allá de casarse y tener una familia.
Es muy curioso que fuese su padre quien le diera la idea, cuando lo que pretendía en realidad era disuadirla de su deseo de dedicarse a la escritura.
– Carmen de Burgos ( 1867- 1932)
También conocida con el pseudónimo de “Colombine”, “Gabriel de Luna” “Perico el de los Palotes” etc…, fue una periodista, escritora y activista de los derechos de la mujer española.
– Matilde Cherner (1833-1880)
Nació en la ciudad de Salamanca y bajo el pseudónimo de Rafael Lunapublicó sus primeras obra narrativas.
Esto no sólo ocurría en nuestro país, cabe mencionar a Mary Shelley, que firmó su libro Frankenstein o El moderno Prometeo bajo el pseudónimo de Percy Shelley.
Principalmente son autoras anteriores al siglo XX, pero es sorprendente, por ejemplo, el caso de J.K Rowling (la famosa escritora de Harry Potter).
Tristemente, el mundo editorial, todavía distingue entre literatura de hombres y literatura de mujeres.
Otro asunto a abordar es la representación femenina que tenemos en los organismos oficiales, en la RAE (Real Academia Española) actualmente, de los 41 sillones de la RAE, 33 están ocupados por hombres y 8 ocupados por mujeres.
Un ejemplo claro de desigualdad entre mujeres y hombres escritores en España y Andalucía se puede observar en el ámbito de la visibilidad y el reconocimiento.
Ejemplo: Premios Literarios
Muchos premios literarios en España, como el Premio Planeta, han sido históricamente dominados por hombres. Aunque ha habido escritoras reconocidas, como Maruja Torres y más recientemente, Laura Gallego, la mayoría de los ganadores siguen siendo hombres. Esto refleja una tendencia más amplia en la literatura donde las obras de autoras son a menudo menos valoradas o promovidas.
Ejemplo en Andalucía: Escritoras Históricas
En Andalucía, figuras como Carmen Conde y Blanca Andreu han sido importantes en la literatura, pero su obra ha sido menos estudiada en comparación con sus contemporáneos masculinos. Durante mucho tiempo, la literatura andaluza fue vista a través de una lente predominantemente masculina, relegando las contribuciones de las mujeres a un segundo plano.
Estos ejemplos muestran cómo la desigualdad se manifiesta en el reconocimiento y la promoción de las voces femeninas en la literatura, tanto a nivel nacional como regional.
Es evidente, que tenemos un problema y aquí algo no cuadra. Es evidente, que a día de hoy, el techo de cristal es una realidad, por mucho que le cueste reconocer al entramado editorial y al oficial, que decide quienes son los miembros de las Reales Academias y quienes reciben premios o distinciones. Los datos son cuanto menos sangrantes y evidencian una clara discriminación hacia las mujeres escritoras.
No menos sangrante es el tratamiento que se hace en los libros de texto en la Enseñanza de todo el Estado español. No importa la materia, sucede en las Lenguas, sea la española, o las cooficiales de todo el Estado; sucede en Historia del Arte; sucede en Música; sucede en Filosofía…En fin, sucede.
Algunas escritoras ya están incluídas transversalmente en los temarios, como por ejemplo, Rosalía de Castro o la misma Teresa de Jesús (recordemos que en este último caso ser una doctora de la Iglesia Católica y una mística religiosa ayudó a que una mujer como ella pudiese publicar sus obras sin necesidad de utilizar un pseudónimo, dado el poder que tenía la Iglesia en el siglo XVI) pero otras quedan relegadas a unidades didácticas específicas. Esto tiene que cambiar.
Ante estas certezas no nos quedará más remedio que seguir luchando, como mujeres, como escritoras, por el lugar que ocupamos en esta sociedad, que es muy sobresaliente y a día de hoy todavía no está plenamente reconocido.
Organización de Mujeres de la Confederación Intersindical
Espacio Feminista de USTEA