Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia: Reivindicamos el espacio que nos pertenece
Cada mes de abril, celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, pero hoy no estamos aquí solo para conmemorar: estamos aquí para exigir. Este día es una oportunidad para visibilizar a las mujeres y niñas que han transformado y transforman el mundo a través de la ciencia, pero también es un momento para señalar las desigualdades, barreras y violencias estructurales que todavía enfrentamos en los espacios académicos y científicos.

La ciencia, históricamente dominada por hombres cisgénero, ha invisibilizado y marginado a las mujeres, especialmente a aquellas que pertenecen a comunidades racializadas, a las disidencias sexuales y de género, y a quienes viven en contextos de vulnerabilidad económica. Desde Hipatia de Alejandría hasta Rosalind Franklin, pasando por miles de científicas cuyos nombres fueron borrados de la historia, el patriarcado ha despojado a las mujeres del reconocimiento merecido y nos ha robado referentes esenciales para las nuevas generaciones.
Un sistema que excluye desde la base
Las barreras empiezan desde la infancia. A las niñas se les sigue educando bajo estereotipos de género que limitan sus intereses, capacidades y aspiraciones. Los mensajes que reciben a diario les dicen que las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) no son «para ellas», perpetuando una brecha que luego se refleja en los espacios académicos y laborales. Según datos de la UNESCO, menos del 30% de los investigadores en el mundo son mujeres, y las cifras son aún más alarmantes en áreas como la inteligencia artificial y la ingeniería, donde las mujeres apenas alcanzan el 10%.
A esto se suma la falta de políticas públicas que impulsen la igualdad de género en la ciencia. En demasiados países, la maternidad sigue siendo penalizada en la carrera científica, los recursos y las becas son asignados de manera desigual y el acoso sexual y laboral es una realidad silenciada que expulsa a muchas mujeres de estos espacios.
Exigimos un cambio estructural
Desde una perspectiva feminista, entendemos que la ciencia no es neutral. El conocimiento científico, sus preguntas y prioridades, han sido definidos desde una mirada masculina que históricamente ha excluido otras realidades y saberes. Por eso, no solo luchamos por la participación equitativa de las mujeres en la ciencia, sino por una ciencia que sea interseccional, que integre las voces y necesidades de todas las personas marginadas por el sistema patriarcal.
Nuestras demandas son claras:
- Educación libre de estereotipos de género: Queremos programas educativos que empoderen a las niñas, les muestren referentes femeninos en la ciencia y cuestionen los roles tradicionales de género.
- Políticas públicas inclusivas: Necesitamos financiamiento, becas y programas específicos para mujeres y niñas en las ciencias, con un enfoque especial en quienes enfrentan múltiples formas de opresión.
- Cero tolerancia al acoso: Exigimos entornos académicos y laborales seguros, con protocolos efectivos para erradicar el acoso sexual y laboral en todos los niveles.
- Reconocimiento a nuestras pioneras: Reescribir la historia de la ciencia para reconocer las contribuciones de las mujeres que fueron ignoradas o borradas, y garantizar que las generaciones futuras conozcan a sus referentes.
- Ciencia con perspectiva de género: Los problemas globales no pueden resolverse si las preguntas científicas se plantean desde una mirada androcentrista. La ciencia debe ser inclusiva, diversa y comprometida con la justicia social.
Nuestro llamado al mundo
Este 22 de febrero, no estamos aquí para pedir permiso ni reconocimiento simbólico. Estamos aquí para recordar que el progreso no es posible si la mitad de la humanidad queda excluida. Queremos una ciencia que no solo sea de mujeres, sino también para las mujeres, para las niñas, para todas las personas que han sido oprimidas por un sistema desigual.
A todas las niñas que sueñan con ser científicas: este es su momento. A todas las mujeres que luchan desde laboratorios, aulas y oficinas: esta es nuestra causa. A todas las personas en posiciones de poder: tienen una responsabilidad histórica para romper los techos de cristal y abrir puertas que nunca debieron estar cerradas.
Sin nosotras, no hay ciencia. Sin feminismo, no hay futuro.